martes, 29 de enero de 2008

Cuarenta castañas

Ésas son las que tiene el heredero de la familia Mongo. Para saber qué opino de todos esos cumpleaños y la cobertura informativa sirva como ejemplo lo que hay escrito un poco más abajo acerca del padre.

Hoy mi preocupación, por llamarla de algún modo, es otra. Yo he crecido a la par del tipo éste. No tengo su edad pero empiezo a acercarme peligrosamente. Recuerdo que hizo el C.O.U. (en Canadá, claro) que luego estudió (es un decir, supongo) en la Autónoma, un "master" en Georgetown (donde todo sea dicho, tiene pinta de que se hinchó a follar), sus novietas. Todo demasiado cerca temporalmente de las vicisitudes de la mía. O sea que en cierto modo él iba siendo una especie de preámbulo de lo que le me iba esperando a mí (de esto me he dado cuenta ahora con esto de los cuarenta). Eso sí, todo lo mío más humilde que lo de él, que lo de Georgetown y la noruega, ya me hubiera gustado para mí, ya.

Todos los años cuando llega la fecha del cumple de este taruguín me acuerdo de unos, digamos, amigos de mis padres, un poco paletoides, que se ufanaban de que su hijo había nacido el misma año que el heredero Mongo, y tan contentos. Hay que ser palurdo. Y, obviamente, en una fecha tan señalada como la de los cuarenta, pues me acordé y dije, tengo que escribir algo.

Y eso estoy haciendo, quería dar un poco de caña pero desde el día que me enteré del tema hasta hoy que me he puesto a escribir he visto que tengo los cuarenta a la vuelta de la esquina y que mi vida no la tengo ni medio resuelta económicamente (por no decir que ahora mismo sobrevivo gracias a la caridad), que no me dedico a nada (cosa que tampoco está mal), que no he aprovechado mis múltiples talentos para dedicarme a algo que me guste, que es un bonito desastre, que cuando pensaba que se estabilizaba por alguna parte me vuelvo a meter en mil charcos, que el cuerpo me duele a todas horas porque trasnocho como ha tiempo que no practicaba, que más o menos a la gente que pulula a mi alrededor se le va cuadrando la vida y aquí uno, al contrario, se le descuadra todo cuando más cerca atisbaba la tranquilidad. Pues si ha de ser así, si he de seguir como una puta montaña rusa, adelante, caos, apodérate definitivamente de mí y dame bien por el culo.

Besos.

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