domingo, 23 de mayo de 2010

A la contra

Pocas veces una noticia me ha dejado tan tocado. Además una que no conlleva un especial mal para nadie. Me enteré el día siguiente a que el Glorioso Patético de Madrid ganase la Europa League: Paco González había sido apartado de la dirección de Carrusel Deportivo.

Empecé a ser oyente suyo hace unos cinco o seis años como mucho. Al principio me parecía que eran una pandilla de tontolabas (venía de Súper), pero no sé muy bien por qué me fueron ganando, fui entrando en sus códigos, en su manera de hacer el programa hasta que me descubrí echándolos de menos los fines de semana que no había football. Había caído en sus redes.

Cualquier cosa que hacemos refleja nuestra personalidad. El Carrusel de Paquito me ganó porque era un programa ácrata, de cachondeo, optimista, nada serio, burro a veces, alegre, sin cortapisas, en definitiva, un desparrame, sobre todo La Primera Hora. Había ocasiones, no tan lejanas, cuando el sufrimiento me ahogaba, cuando no veía motivo alguno para seguir adelante que sólo encontraba mi tabla de salvación en esa Primera Hora de los sábados. Era un oasis en medio de la nada absoluta, los escuchaba, me daban un respiro, podía tirar una semana más.

Ahora se la han cargado. Porque los que vamos teniendo una edad sabemos que, aunque Paco González vaya a otra emisora, no volverá a ser lo mismo.

En esta sociedad no gusta lo distinto, el que va a la contra, el que no se deja arrastrar por la corriente, el que no es "políticamente correcto" (odio esta expresión que además no es española). Por mucho éxito que tengas siempre hay alguien esperando con un hacha para cortarte la cabeza. Triste pero cierto.

A menudo en los últimos días me viene a la cabeza una frase que el propio Paco González dijo sobre los numerosos detractores que sufre Juanma Lillo en la que aludía a que en este país tener ideas está perseguido.

Alguien no quiere que nos apartemos del rebaño. El diferente, por definición, es culpable.

sábado, 1 de mayo de 2010

Protoguión

36. EXT. CEMENTERIO DE LA ALMUDENA - DÍA

Charli y Silvestre (sin equipaje) frente a la tumba del padre de Silvestre. En ella se lee que murió en 1997. Silvestre más adelantado sumido en su dolor y pensamientos.

CHARLI
Lo visitaba siempre que podía pero nunca se acordaba de mí. Me encargué del entierro lo mejor que supe. Quería haberte avisado de su muerte de alguna manera pero no tenía dónde. El dinero que enviabas venía sin remitente, pero eso ya lo sabes. Una vez que empezaste a mandarlo siempre era más del necesario; con él pagué el entierro, el resto lo tienes metido en una cuenta por si volvías o te hacía falta. ¿Sabes cuánto hay? ¡Una pasta, colega! ¿De dónde lo sacabas?

SILVESTRE
De vender mi alma. Quiero que te lo quedes y no admito protestas. Si todo va bien voy a tener muchísimo más dentro de unas semanas.

CHARLI
No lo necesito.

SILVESTRE
¿Qué te he dicho? Nada de protestas.

(Pausa)

Gracias por haberte ocupado de él.

Charli se encoge de hombros.