Mi alma se oscurece según pasan los días. Imagino que para renacer más o menos limpio (nunca se vuelve a la pureza original) será necesario caer a los infiernos, pero, ¿y si esta vez no hay redención posible? ¿O si me quedo en el intento? ¿Y si mi alma le ha cogido gusto al reverso tenebroso? Algo de "pureza" debe de quedar por ahí cuando al menos me hago esta reflexión. ¿Acaso me hallo en una lucha interna entre el "bien" y el "mal"?
Sé que mi lado oscuro es muy fuerte, últimamente aflora como nunca y se resiste a ser domeñado. ¿Ha llegado el momento de cederle el control? Si llega ese caso, que Dios, si existe, os pille confesados porque no habrá piedad...
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