domingo, 6 de marzo de 2011

La tabla de surf

Acudo a mi cita-blog con algún mes de retraso dado mi nivel de ocupaciones varias que me han hecho abandonar este acogedor reducto de opinión, mayormente la mía.

Quizá estaba esperando algún motivo que se hiciese merecedor de inaugurar el año-blog. Hoy he tenido la sensación de que ya lo tenía: se me ha roto la tabla de surf.

La miro y remiro, no parece que tenga nada. Trato de seguir a mi otro colega surfero y nada, incapaz de coger una puta ola; él, mientras, a tomar por culo, deslizándose, fluyendo como un condenado.

¿Y si no es la tabla? No la veo rajada por ninguna parte, debería barnizarla, sí, pero me da una pereza... La temporada no acompaña, aguas frías, digo yo.

Se me ha jodido la tabla de surf, o no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mantenerse en pie sobre una tabla de surf, no hacen faltan olas, Chu. Sólo equilibrio. Cierto. No es nada fácil encontrarlo. De hecho, en su búsqueda, uno se cae un montón de veces y, sí, es verdad, el latigazo contra la fuerza del agua duele un montón y, a veces, deja cicatrices muy profundas... pero te aseguro que no es imposible.
Cuando lo encuentras, no hay ola que no alcances ni fuerza que te derrumbe.
Te lo dice una puta canija que te espera subida en su tabla.

jdiamante dijo...

Yo prefiero surfear sobre una tabla de ibéricos, aunque habitualmente lo hago sobre una tabla de planchar.

Del siempre en la montaña opuesto pino
al enemigo Noto,
piadoso miembro roto,
breve tabla Delfín no fué pequeño
al inconsiderado peregrino,
que a una Libia de ondas su camino
fió, y su vida a un leño.
"Soledades", Luis de Góngora.

Deseo fervientemente que tu tabla de surf se recupere y que puedas, con ella bajo el brazo, pavonearte ante las jovencitas que toman el sol en la playa.

Suponiendo que fuera una tabla metafórica, recuerda: es dios el que t'habla.

besos deslizantes