Puede que sea porque hay ciertas ocasiones, cuando uno no es que esté deprimido pero sí gustoso de estar encerrado en su burbuja de intimidad, que si sale el sol teme que tal burbuja ceda al calor de su luz y salte por los aires dejándome sin protección.
Ahora supongo, al escribir reflexionando sobre ello, que mi sensación matutina era una mezcla de ambas. Espero que siga así este día gris de diciembre: europeo y protector.